Alfonso Lazo reza en su Decálogo el Insumiso que ‘gente
aterrorizada es gente manipulada’. Y eso de manipular a muchos se les antoja un
placer muy dulce en estos tiempos tan difíciles.
En toda la comunidad universitaria sevillana, que
últimamente está tan en boca de todo el país, solo hay un género de persona
igual de peligroso que aquellos que aun creen en la lucha de clases, igual de
peligroso que aquellos que hace 34 años se lamentaban de los resultados del
referéndum más importante de nuestra historia y juraban defender en sus clases
la sombra del árbol caído que antes les cobijaba.
Estoy hablando de los amantes del
miedo.
Aquellos que utilizan el miedo para
alcanzar notoriedad y, peor aún, se creen sus propias teorías. Esto se viene
dando desde hace años en toda la comunidad universitaria, donde entidades como
el sindicato de estudiantes lleva avisando de la privatización de la
universidad desde casi antes de que existiera. Lo peor es que ahora se les
llena la boca con un absurdo ‘os lo dijimos’. Puedo pronosticar mi propia
muerte para mañana todos los días de mi vida y el día que suene la flauta (que
sonará), yo bajo tierra reiré el último.
Ahora le toca a algo tan antiguo
como las sociedades democráticas y el pensamiento ilustrado: la censura. El
pensamiento de que en democracia no hay libertad de expresión es algo que
muchos nos conocemos desde hace mucho tiempo. Desde el ámbito más intelectual y
teórico de Adorno, Marcuse o Mattelart, hasta aquellos que en la calle le tapan
la boca a las estatuas en señal de protesta o recalientan el motor de su
ordenador en las candentes redes sociales. Todos y cada uno de ellos juegan con
el miedo, porque le tienen miedo a aquellos que juegan en su contra, porque no
son capaces de hacerles frente a aquellos que en democracia tienen mejores
armas, aunque no siempre más ganas de ganar. Es como decir que están haciendo
trampa cuando de momento se torna la partida en tu contra.
La moda, hablar de la censura en
los medios convencionales y sobre todo en twitter. Y la norma, hablar sin
pruebas, solo con los hechos, nunca con el por qué. Si no vemos el ruido que
estamos haciendo en las noticias el mismo día que se hace, todo ya es culpa del
opresor. Si nos cierran una cuenta en twitter una y otra vez sin darnos
explicaciones, vuelve a ser esa mano negra que nos manipula y nos estruja con
el yugo de los imperios. Así se genera
miedo, así se genera la verdadera manipulación.
Empezamos por el tema de los medios
convencionales, un tema recurrente en las asambleas de alumnos convocadas
durante el parón académico. No existe tal silencio. Todo el movimiento
estudiantil sevillano comenzó a salir en los medios de este país cuando se tomó
la decisión de el parón y a raíz de esto ha habido un seguimiento lógico de las
actuaciones. Es algo que el CADUS tiene claro y que hace tiempo en las
asambleas se ha dejado de denunciar. Si esto no se informa diariamente es
porque vivimos en un país al borde del rescate y con cinco millones de parados.
Tenemos que aceptar que aunque esto sea vital hay cosas más importantes. Aun
así, por nosotros se han interesado medios como Al-Jazzera o la BBC. Está
pasando y se cuenta. Solo hacía falta pasarse por las asambleas del CADUS que
tan orgusamente defiende más de uno que ni siquiera han pisado.
En segunda línea de fuego se encuentra otro tema
mucho más llamativo: la censura en twitter. El hecho es el continuo cierre de
la cuenta @sevillpara y sus sucesores.
Lo cierto es que no se por qué se
están cerrando esas cuentas, ya que twitter no ha dado explicación alguna, o al
menos eso nos han dicho. La nueva política de censura en twitter, por la cual
se generó una huelga de silencio, reza lo siguiente: cuando se ejerza la
censura sobre una cuenta o twitt se comunicará públicamente el motivo de esta,
y cuando sea eliminado algún contenido de la red social se bloqueará en la
jurisdicción pertinente y de acorde a las leyes del estado; en el resto del
mundo se podrá seguir viendo.
Esto es algo que en este caso no se
ha dado.
No se ha comunicado el cierre de la
cuenta, y el contenido se ha borrado a nivel global. O twitter falla o lo mismo
hay otros motivos diferentes para el cierre de la cuenta.
Aun así, no descarto la posible mal intención de
unos cuantos, y si esto fuera así antes de hablar de censura deberíamos
preguntar el por qué y si la respuesta no convence entonces denunciar. Si esto
es un caso de censura no deberíamos tener miedo, aunque twitter es una empresa
privada que gestiona los contenidos de manera autónoma, ningún tribunal del
mundo puede negar que se ha convertido en un canal de transmisión importante y
que no atenerse a la libertad de expresión les puede costar caro. Por eso mismo
todas las redes sociales cambiaron sus políticas de censura de acorde a la ley
de aquí a unos años atrás.
La clave está en no disparar sin
preguntar, porque de lo contrario se puede generar miedo donde no debe haberlo.
Ante el miedo nos convertimos en
gente sumisa y acabamos con nuestro pensamiento libre. Somos presa del pánico y
damos coletazos como un pez fuera del agua creyendo que esto es un acto de
rebeldía, cuando no son más que estertores de muerte.
Y sería una pena que todo esto
muriera, pero no tiene remedio, pues ya nació de mucha gente más propensa
aterrorizar que a informar.
Lo que está ocurriendo en este país
es demasiado importante como para caer presas del pánico. Hay motivos para
temer, pero no son estos. Conocer cuáles deben ser nuestros temores es el
primer paso para derrotarlos.
No caigáis en la sumisión, no seáis
presa de aquellos que intentan manipular a la masa para su beneficio propio.
Algunos que incluso estaban en desacuerdo con el gran movimiento ahora rinden
pleitesía y se hacen notar en las redes. Porque en Sevilla si tus ideas no
tienen la aprobación de #SevillaPara, eres un reaccionario.
Y lo dice una persona que ha estado
dentro del movimiento todo lo que ha podido y que está totalmente en contra del
asalto intolerable a nuestra universidad.
Pero esto solo se consigue siendo
libres.
Y si en algún momento esta libertad
os pesa recordad a Alfonso Daudet: El
lobo se come a la cabra del señor Seguin, pero al alba, después de que la cabra
luchara toda la noche. Si hemos de caer que sea a la salida del sol.